Al regresar de mi reposo médico, le pregunto a los profesores como hago para cumplir con las horas perdidas, ellos me dicen que la única solución es reponer las horas en otro horario, al llegar al liceo hablo con la profesora y me dice que no hay ningún problema, que cuadre otro horario con otra sección, efectivamente pude entrar a otra sección con la misma profesora. El día llegó, al entrar a aquel salón note totalmente la diferencia entre este y mi sección normal, aquí ya eran más jóvenes de la misma edad, quizás uno que otro mayor por uno o dos años lo cual es algo normal, estos un poco más respetuosos, pero como dicen "lo cortés no quita lo valiente"; estos eran super más irresponsables que aquellos, controlarlos era más difícil, puesto que aquí las discentes eran más problematicas.
Para cumplir con las asignaciones pautadas para ese día la profesora tenía que decirles que no había prorroga de entrega, puesto que durante la clase jugaban o escuchaban música, y no hacían las actividades pautadas para esa fecha. De verdad noto que cada día los jóvenes son más difíciles de comprender, y nuestro rol como docentes es ayudarlos a mejorar, y darles las herramientas necesarias para que ellos comprendan lo maravilloso de la vida; por eso seremos como sus grandes apoyos en las escuelas.